Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de consumo de cigarrillos y similares indican que alrededor de 7.000 millones de personas fallecen cada año alrededor del mundo por enfermedades asociadas al hábito de fumar.
No solo los fumadores sufren las consecuencias del hábito de fumar, las estadísticas de la Organización Mundial de la salud (OMS) también indican que alrededor de 1.2 millones de personas no fumadoras fallecen por enfermedades asociadas a la exposición al humo de la corriente secundaria o humo de segunda mano.
Parte de lo que hace que el hábito de fumar sea tan dañino son las sustancias químicas empleadas en la fabricación de los cigarrillos. Según la American Lung Association se encuentran más 7.000 sustancias químicas en un cigarrillo encendido, de los cuales al menos 69 son cancerígenas.
Además la mayoría de las 600 sustancias químicas que encontramos en un cigarrillo pueden ser tóxicas, como por ejemplo el amoníaco, plomo, monóxido de carbono, arsénico o formaldehído (sustancia empleada para embalsamar los cadáveres).